Felicidad
- juliocesar.singlan
- 30 mar
- 3 Min. de lectura

La felicidad, el estado de bienestar y plenitud, son objetivos que perseguimos a lo largo de toda nuestra vida.
Alcanzar múltiples logros y metas, algunas factibles y otras inalcanzables, nos mantiene ocupados tras esos objetivos.
En esas instancias se nos va la vida, y se nos pierde detenernos a valorar que tal vez lo más importante es cómo nos sentimos mientras perseguimos esos objetivos.
El valor de entender y conocernos en profundidad es fundamental para comprender que lo externo es un reflejo de cómo estamos. Son las situaciones que te impiden conectar con sentirte bien, los desafíos, indicios de qué heridas habrás de sanar. Lo que externalizas ante esas situaciones es un espejo de tu interior.
No depende de nosotros cambiar a otros, y tampoco nuestro valor debería ser gobernado por fuerzas externas.
Cada uno está haciendo su camino. Lo que sí corresponde es conocernos en profundidad, entender nuestra historia y lograr conectar con nuestra consciencia superior, nuestra mirada del alma, que transita un cuerpo físico con una identidad creada.
Nadie mejor que tú mismo para saber quién eres y cómo te relacionas con tus emociones.
Existen muchas capas y dimensiones que obviamos y generamos a partir de nuestro sesgo conductual. Muchas veces nos resulta más fácil la crítica ajena que cuestionar nuestras propias creencias.
Las situaciones que nos alejan de un estado de equilibrio interno, que generan incertidumbre, miedos, ira, frustraciones, inseguridades o sentimientos de abandono, tienen un origen en nuestro estado más primario; un origen esencial en nuestra experiencias vividas.
La clave es entender nuestros procesos y comenzar a transitarlos con herramientas evolutivas, un trabajo personal que requiere atención, voluntad y autocompasión.
La felicidad verdadera es un estado de armonía interna más allá de los desafíos externos. No es esperar a que los deseos se alineen, sino hacernos conscientes de cómo nos sentimos durante el proceso.
La felicidad no es un lugar al que llegar. Es una forma de caminar. Conectar con ella no depende de lo que pase a nuestro alrededor sino de cómo habitamos nuestro Ser y desde ahí, cómo es nuestra relación con el mundo.
Más allá de las comodidades físicas, de los logros y de las posesiones, de todo bien material, todo esto por sí mismo no nos causa felicidad. Puede ayudarnos, pero la felicidad verdadera viene de la paz del corazón.
Y esa Paz llega cuando dejamos el conflicto a un lado y comenzamos a mirar al otro y a las múltiples situaciones como oportunidades de crecimiento personal. Se trqta de no luchar contra los desafíos, sino de aprender de ellos como una oportunidad de expansión.
Valorar y agradecer todas las bendiciones que podamos tener es fundamental.
Conectar con ese estado de felicidad requiere estar presente, y no en un futuro ansioso.
Los momentos más maravillosos muchas veces son los más sencillos; cosas simples nos llenan y gratifican el corazón de manera maravillosa.
El simple hecho de respirar, de apreciar un atardecer o de conectarnos con nuestro sentir, solo depende de nuestra atención.
La felicidad es un estado en el eterno presente, escuchando con el corazón abierto y aprendiendo con la sabiduría de la experiencia vivida.
Lo que nos aleja de la felicidad son las expectativas rígidas, la obsesión por controlar los resultados, la comparativa con otras personas y el apego a ideales perfeccionistas.
Conectar con la felicidad implica soltar todo lo que no nos pertenece, todo aquello que no está en nuestro radio de acción, respetando el libre albedrío de las demás personas y asumiendo nuestras propias decisiones.
Este es un trabajo propio de sanación y evolución, a través del perdón, liberar el miedo, la culpa o la represión.
Para crear un estado donde la transformación sea maravillosa es necesario conectar con el agradecimiento, valorar todo lo que ya poseemos y generar un círculo virtuoso de abundancia, escuchando a nuestro cuerpo y nuestro sentir.
La vida se trata de una historia donde eres el principal protagonista. Estás escribiendo el guión donde creas las características del personaje que interpretas en este mundo que te rodea.
De tu evolución de conciencia depende...
La felicidad no es un lugar a donde ir.
Es habitar en Ti.
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Mensaje canalizado por Julio César Singlan desde seres de luz que iluminan nuestro camino. Editado por Premjeet / Amor Completo.
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