No solo somos seres orgánicos de la naturaleza. Poseemos cualidades que hemos desarrollado a lo largo de la evolución, y esto es nuestra gran capacidad, el análisis mental.
Es nuestra mente, la gestión del aprendizaje extraordinario, lo que nos ha servido para ser la especie más desarrollada.
Esta breve introducción nos hace reflexionar los miles de años de evolución por los cuales hemos tenido que pasar para ser quienes somos, y todos los logros que hoy tenemos y disfrutamos, tantas comodidades que facilitan nuestras vidas.
Pero siempre y a todos, el péndulo de las emociones nos lleva de un extremo a otro. No basta nacer para vivir, no tendría un sentido si no tuviésemos desafíos por resolver. Así lo ha sido así siempre.
Uno de nuestros instintos más desarrollados por muchísimos años a lo largo de la historia de la humanidad ha sido el instinto de sobrevivencia. Este instinto nos ayudó a sobrevivir, a generar una rápida respuesta para escapar de situaciones de riesgo con una energía extraordinaria.
En la actualidad, sutilmente está capacidad se ha adaptado a las circunstancias cotidianas. Podemos hacernos conscientes de esto, de como interpretamos nuestro entorno familiar, social y cultural, todo lo que forma parte de la comunidad en la cual estamos y pertenecemos. El desafío sería aprender a desaprender.
Más allá de lo que ya pertenece a nuestro entender, nuestro conocimiento y comportamiento, tenemos una personalidad que sigue un patrón conductual único en base a lo aprendido desde la experiencia propia.
Crecer desafía al Ser que somos.
La posibilidad de ser un abanico de posibilidades, aprender a desaprender tiene como fin ser capaces de gestionar nuestra historia de vida, tener una mirada más universal del mundo, una mirada atraves de un lente mayor que nuestra propia interpretación.
Hoy la comunidad es global, podemos conocernos mucho mejor y nos vemos reflejados en experiencias similares en cualquier lugar de la Tierra.
Somos muy distintos y muy similares a la vez. Pasamos por el amor y el desamor. Nos reímos y lloramos. Todo es pendular, nada es estático.
Pero lo que nos queda al final de la vida es lo que pudimos generar en nuestro radio de acción. Los momentos vividos, esas vivencias que le dan sentido a nuestras vidas, que en cada presente la estamos creando.
La posibilidad de sentirnos plenos solo requiere seguir la luz de tu propia conciencia. Un camino propio de evolución donde ese transitar es el verdadero sentido de vida.
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Mensaje canalizado por Julio César Singlan desde seres de luz que iluminan nuestro camino. Editado por Premjeet / Amor Completo.
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